

Il Krampu
“Matar al Padre” es la forma metafórica de expresar el paso de la adolescencia a la madurez, pero en los Alpes, los adolescentes además, tienen que retar a los Krampus y esquivar o soportar sus ataques.
Tarvisio es una pequeña ciudad del norte de Italia, cerca de la frontera con Austria y Eslovenia y al igual que en otras ciudades de los Alpes, el cinco de Diciembre, celebra la festividad de San Nicolás.
El Krampus es un personaje mitológico, de aspecto demoniaco, con garras y cuernos, equivalente a nuestro hombre del saco, que se lleva a los niños que durante el año no han sido buenos.
Nicolás es el antecedente de Papá Noel y fue obispo en Bari en el siglo IV. Durante la fiesta se encarga de repartir regalos y pan dulce a los asistentes.
La celebración del Krampus ha estado prohibida hasta la segunda mitad del siglo XX, pero en la actualidad ha conseguido recobrar la importancia que tenía. Sus miembros pertenecen a organizaciones secretas, que se encargan de conservar la tradición.
Tras realizar algunas gestiones consigo entrevistarme con Stefano, que es el responsable del Krampus de Fusine. Después de dos cafés y muchas explicaciones me autoriza para poder acompañarlos en sus rituales con la condición de no fotografiarlos con la cara descubierta.
Por la mañana, en un cobertizo a las afueras de la ciudad, se van reuniendo todos los componentes del grupo y tras realizar los rituales de iniciación a los nuevos miembros, van acompañando a San Nicolás, que junto a tres ángeles, visitan en sus hogares a niños y ancianos, repartiéndoles regalos, pero solo después de preguntarles si han sido buenos cristianos.
Cuando cae la tarde, los Krampus con sus antorchas prendidas y arrastrado grandes recipientes con fuego, pasean por las calles. LLevan preso en una carreta a San Nicolás y van atemorizando y azotando a todo aquel que se acerque, incluido los incautos fotógafos que queremos tomar buenos primeros planos.
Cuando llegan a la iglesia de San Pedro, el obispo se libera, vence a los diablos y al fuego y comienza el desfile triunfal, repartiendo el pan dulce desde una carroza que es arrastrada por los diablos.
Durante este desfile, los adolescentes retan a los Krampus a una pelea desigual, estos con sus látigos, hechos con un manojo de finas ramas y los jóvenes tratando de evitar sus golpes con solo la rapidez de sus movimientos.
Finalizada la jornada, Stefano y sus compañeros volverán a sus hogares junto a sus familias y los adolescentes aprovecharan el resto de la noche recordando sus encuentros con los Krampus con la seguridad de haber superado la prueba.
Paco Negre
